Tormenta
Roberto ponte el cinturón- grito mi mama desde el asiento a delantero. Mi pequeño hermano se negaba, y seguía con los brazos cruzados en el asiento de atrás. Comenzaba a desesperarme. Afuera no dejaba de nevar, el tiempo había empeorado, una tormenta que nadie había próvido, nieve caía sin parar, la visibilidad era nula, la carretera comenzaba a volverse cada segundo más peligrosa
La ira comenzaba a crecer dentro de mí, volteó a ver a mi hermano que tenía los brazos cruzados, y no seguía su voz de niño chiqueado pidiendo que le dieran el nintendo. Mire afuera, la niebla y la nieve, era peligroso seguir manejando, sin embargo no podíamos detenernos, solo seguíamos intentando seguir en el camino, esperando que un pueblo cercano apareciera. No sabía porque nadie nos había avisado, se supone que cierran carreteras cuando las tormentas llegan. Si mis papas no me hubieran quitado el celular, hubiera podido verificar el clima.
Nieve, pegándose a las ventanas, niebla impidiendo visión, frio colándose por mi sangre y mi corazón.
- Mama me das mi celular- pregunte
Me lo entrego sin decir palabra, no había señal debí imaginármelo sin embargo, escribí un mensaje, esperando que se enviara cuando la señal regresara.
”Mi hermano no se quiere poner el cinturón y comienza a desesperarme, el tiempo esta feo, no ha parado de nevar desde hace una hora, no encuéntranos ningún pueblo, creo que si sigue así tendremos que esperar hasta que se acabe la calefacción, no sé qué sea más peligroso
PD: ya quiero regresar, espero que sigas esperándote, porque yo sigo amandote”
Guarde mi celular en mi pantalón, no tenía que regresárselo, mi mama había logrado su objetivo, sin señal, no internet, y sin eso no estaría en el celular todo el camino, seguí escuchando la discusión que al parecer no llegaria a ningún lado.
Ya cállate- explote- ponte el maldito cinturón Rob, madura idiota- le dije - no ves que estamos en medio de una puta tormenta- dije perdiendo los estribos, sin embargo mi hermano se puso peor aún. Me quite el cinturón, y forceje para que se lo pusiera, desesperado le tire un puñetazo en el estómago. Maldición pensé, mi hermano comenzó a llorar,
Mi madre volteo, con sus ojos castaños, sabía que el regaño no tardaría en llegar
- Que hiciste Fabian- grito enojada mama- sabes que no se resuelve así los problemas
-Cállense- dije estresado -solo quiero que se ponga el maldito cinturón, dije arrebatándole el nintendo a mi mama, se lo entregue a mi hermano que en algún momento se había pasado a mi lado
- ponte el cinturón, una hora de silencio por favor- dije molesto, llevaban más de una hora discutiendo de todo.
Al instante se callaron, mama me miraba con cara de desaprobación, sin embargo mi papa necesitaba que se callaran, ya el tiempo era demasiado malo, el silencio que llevaba pidiendo comenzó. El clima no había mejorado, pero al menos, la discusión había acabado. El enojo pronto desapareció. Sentía remordimiento por el golpe que le había dado a mi hermano, tenía que pedirle disculpas.
De pronto mi cuerpo se torció asía un lado, mi papa se puso tenso y vi como agarraba con más fuerza el volante. Sentí otro tirón, y sabía que corríamos gran peligro, estábamos mal, la camioneta se torció a la derecha, mi papa mantuvo la calma, intentando no asustarnos, torció el volante al lado contrario, usando las leyes de la física, sin embargo poco se podía hacer, cada segundo la lucha se volvía más frenética. Mi mama respiraba agitadamente y daba pequeños gritos, mi hermano lloraba de miedo, mi mano temblaba de miedo, no quería morir pero si lo hacía, no sería sin haberle pedido perdón a mi hermano, lo quería mucho. Lo mire y tome su mano que estaba temblando peor que la mía, al instante dejo de temblar. Tome con fuerza su mano. De repente caíamos, y el carro daba vueltas, mi cuerpo era arrojado como un trapo, ruido, dolor, miedo. No había nada que mi padre pudiera hacer, mi mama tomo su mano. Mi cuerpo se movía sin control, sentía como mis huesos, músculos se estiraban y se contraían. Mi cabeza era lo peor, mi cuello se torcía, no quería morir con un cuello torcido.
Déjame vivir, suplique a dios, había cometido muchos errores. De repente sentí una última sacudida, la inercia me llevo de nuevo hacia un lado, una enorme rama atravesó lo que quedaba de ventana, miles de vidrios se acercaban a mi cara, intente voltearla y cerré los ojos, sentí un dolor agudo en mi estómago y mucho frio, luego nada… mi cabeza quedo colgando asía un lado. Sentía la sangre caliente resbalando por mi rostro. - Mama- susurre apenas, quería llorar pero no podía- papa - grite aún más fuerte. Nadie contesto. Abrí los ojos con miedo, mi hermano estaba a mi lado. No tenía sangre visible, pero tenía los ojos cerrados.
- Rob- susurre aún más quedo- mi hermano abrió los ojos, se me quedo mirando- ¿e duele algo Rob?- pregunte
- La cabeza, me golpee la cabeza, me duele mucho - me contesto con los ojos muy abiertos - tu estomago… - me dijo asustado
-No pasa nada - dije intentando no mirar, había visto acercarse algo a mí, antes de cerrar los ojos, el dolor y el frio provenían de mi estomago
- puedes ver si mama y- pregunte con miedo
- Mama, papa - grito con voz temblorosa, pero no se movían de su asiento, desde mi ángulo podía ver a papa, tenía un feo corte en la cabeza, y sus ojos estaban abiertos, estaba muerto, sin embargo Rob todavía no lo veía
- Rob ciérrale los ojos a papa- susurre
Rob se intentó quitar el cinturón, tardo unos minutos, estaba trabado. Se sostuvo para que el peso no lo empujara asía mi- se acercó a mama, y con una mano temblando toco su rostro
-mama despierta- suplico no podía ver a mama sin embargo ya sabía que los sollozos que escapaban de Rob significaba que pensaba que estaba muerta, su cara se contraía de tristeza, abrazo el asiento intentando sostenerse
- Rob, se fuerte- susurre- tienes que serlo
Estiro su mano y se acercó al rostro de papa, cerró sus ojos antes que se quedaran tiesos. Mi hermano me miro de nuevo, su cara detonaba una serie de sentimientos, miedo, tristeza y preocupación, comenzaba a sentirme paralizado, mis brazos ya no respondían, mi cuerpo estaba reaccionando, sentía algo en mi estómago, no me movía. Sin embargo el frio comenzaba a colarse, y sin la calefacción, pronto nos congelaríamos.
–Rob- susurre, agarra nuestras maletas, y tapa las entradas, rápido- susurre a mi hermano todavía tenía el la oportunidad de vivir, tenía que hacerlo, pensé. Cerré los ojos me sentía muy cansado, tenía que intentar luchar. Escuche como mi hermano abrió su puerta a patadas, se movía hacia la cajuela, arrastro las maletas por las nieves, saco la ropa, y comenzó a cobijarme, puso una de las orejeras que teníamos, en la herida de la cabeza, no había dejado de sangrar, después se acercó a comprobar que siguiera respirando, se quedó un rato cubriendo mi estómago. Su presencia y calor me tranquilizaban
- no te vayas- lloriqueo mi hermano
- no lo hare- susurre después de unos minutos.
Iba a quedarme junto a él, lo más que pudiera, sin embargo era difícil, poco a poco sentía como se me dificultaba respirar sin que mi estómago reaccionara con dolor, y como ya no podía moverme, sin embargo escuchaba cada uno de sus movimientos.
Estaba a mi alrededor, se acercó a mí con cuidado de no moverme, se abrocho el cinturón, y se acurruco en mí. El silencio era aterrador.
Sentía frio, la sangre que salía de mi estómago había empapado mi ropa, y esta comenzaba a congelarse, la herida de la cabeza había dejado de sangrar gracias a lo que me había puesto Rob. Tenía Mucho miedo, no quería dejar a mi hermano solo en esta tormenta. Mis padres estaban muertos, y solo quedábamos él y yo, un moribundo esperando que la ayudara llegara para que pudiera dejar este mundo, El único sonido era el del viento helado, la respiración de mi hermano apenas se escuchaba
- Rob no te duermas, te golpeaste la cabeza- intente acercar mi brazo a el , pero estaba demasiado cansado, luchaba contra dormirme.
Un sonido se escuchó y dentro de mi bolsillo en mi pantalón vibro, era el sonido de un mensaje, ya no pude moverme ni decir nada, sentí como me desvanecía .
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